Bodegón centenario del corazón de Buenos Aires, donde el puchero es el rey y la tradición se sirve en platos humeantes. Desde 1908, El Globo mantiene viva la esencia del bodegón porteño: mozos con oficio, manteles blancos, fotos históricas en las paredes y porciones generosas. En pleno Monserrat, es uno de los grandes templos del puchero, ese plato criollo que acá llega en bandeja gigante, con carnes, chorizo, verduras y garbanzos. También hay pastas, milanesas, rabas y flan casero, todo en clave abundante. El salón tiene ese aire de otra época que encanta, ideal para ir con hambre y ganas de revivir sabores de la infancia. Atención clásica, sin vueltas y con ritmo porteño.